La pirámide de población de Portugal es regresiva (forma de tonel o as de picas). Esta pirámide es característica de los países desarrollados, presenta la parte central muy ancha y la base y la cúspide más estrechas. Representa una baja natalidad, un crecimiento de la población débil (0.12 %) y una elevada esperanza de vida ( 82 años); esto hace que la población sea envejecida. Una población envejecida se debe a que la mortalidad es baja, el descenso de la natalidad, que se explica por: la incorporación de la mujer al mundo laboral, el coste económico que lleva tener hijos, el uso de métodos anticonceptivos, adelantos en higiene, alimentación y condiciones laborales, el retraso de la edad para formar familia y el cambio de valores sociales. A la baja mortalidad y el descenso de la natalidad se le añade la elevada esperanza de vida. Una población envejecida puede tener consecuencias como: no seguir produciéndose el relevo generacional y el cambio de la estructura familiar; los gastos estatales serán mayor, por lo que el gobierno tendrá que destinar mayor presupuesto a centros sanitarios, centros de atención a personas mayores y pensiones, lo que puede producir que se atrase la edad de jubilación y se recorten las pensiones; ralentización del crecimiento económico y nueva localización de los mercados de consumo.
Desde el punto de vista demográfico, Portugal, es un país desarrollado, ya que la pirámide de su población es regresiva, en la población predominan los adultos (65%) y los ancianos (16%). La tasa de fecundidad ha disminuido ya que no es necesario tener muchos hijos para asegurarse el sustento.
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